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viernes, 3 de junio de 2016

Dos museos, carreritas en el parque y una psoriasis en familia.

Louvre y Orsay blindan sus puertas ante las lluvias que amenazan a una Paris desbordada. Porque aun siendo uno de los mejores museos del mundo, no puedes nadar y guardar la ropa. Las condiciones climatológicas mandan. Condiciones, por el contrario, nos ofrecen días soleados en la mayor parte de Europa. Las temperaturas rozan ya los treinta grados incluso para los que estamos en el Este del viejo continente.  

Clima sublime, el de estas tardes primaverales para prolongar el entrenamiento. Motivación que no falte. Sigue y será siendo la gasolina y la respuesta. Vamos avanzando en kilómetros recorridos. Aumentando la capacidad pulmonar y manteniendo ese feeling de sentirnos cada vez más desahogado. 

Apetece además, hacer uso de los parques. El más cercano, el de южен парк (en latino iujen park), en Sofia, ofrece la posibilidad de disfrutarlo, sea cual sea, la actividad deportiva que practiques. Habituarse al deporte se ha convertido en el elemento con más fuerza para luchar contra artritis psoriasica. 

Conviven, no obstante, días buenos con días no tan buenos. Días de incertidumbre. En los que pensar más de la cuenta trata de anular el acicate de tu objetivo.  Son esos momentos en los que echo mano de esa parte de la psicología que tanto admiro. La motivación. ''Quizás hoy no llegue a mi meta, pero seguro que estoy más cerca de lo que estaba ayer''. 

Y seguro, que mañana lo estaré más. Así que cuando el rio del pesimismo se desborda, al igual que el Sena, le respondo de manera Louvreiana u Orsayana. 

Diversos estudios científicos demuestran que los pacientes con psoriasis presentan vulnerabilidad de sufrir episodios de desmotivación y ansiedad. La psoriasis es considerada una enfermedad cutánea con aspectos psicosomáticos.
La actitud de una persona ante el diagnóstico de cualquier enfermedad crónica siempre es de rechazo e impotencia. En el caso de la psoriasis existe la particularidad de la visibilidad de la enfermedad, que hace evidente la pérdida de salud del paciente para sí mismo y para su entorno. Esto genera muchos sentimientos de frustración y de impotencia.

Cuando se lleva a cabo esta evaluación se presta atención a tres vertientes distintas. Por un lado, se observan las características pre mórbidas, los rasgos de personalidad de la persona. Por otra parte, se tiene en cuenta la vulnerabilidad y la reactividad frente al estrés que puede tener el paciente. Y, en último término, se valora la psicopatología asociada o reactiva al cuadro dermatológico, es decir, el hecho de que delante de una enfermedad el paciente pueda sentir tristeza, ansiedad u hostilidad que conduciría a la parte reactiva. Cabe decir que los rasgos pre mórbidos son los que más marcan la forma de vivir y el devenir de la enfermedad. También influye la edad ya que no es lo mismo un debut de la enfermedad en un niño, donde el papel fundamental será de la familia y de cómo ellos vivan la enfermedad, que en la adolescencia, un periodo donde la imagen es de suma importancia. En esta época es cuando los pacientes son más vulnerables porque hay mayor inseguridad en su entorno. Por este motivo el apoyo familiar será muy importante.

Todavía hoy la psoriasis es una enfermedad bastante estigmatizada que genera en los pacientes conductas de aislamiento y sentimientos de vergüenza. Muchas veces el paciente tiene miedo al rechazo y lo anticipa, dejando de hacer cosas de la vida cotidiana y perdiendo autoestima y autoconfianza. Cuando esta debilidad y sensación de ruptura interior existe, se manifiesta en forma psicopatológica, con ansiedad y depresión, alteraciones del sueño, tensión...Pero estos cuadros pueden incluso derivar a cuadros clínicos como trastornos de ansiedad, del estado de ánimo e incluso conductas autodestructivas.

En algunas ocasiones, el hecho de que un paciente tenga familiares con esta enfermedad le puede ayudar a aceptar su propia enfermedad aunque esto no siempre ocurre. No existe un perfil de paciente pero lo que sí es cierto es que el grado de extensión del familiar influye en cómo éste acepte la patología. Si, por ejemplo, el padre tiene psoriasis en rodillas y codos y al hijo se le presenta una psoriasis extensa, le afectará más y el impacto psicológico será mayor. En cambio, cuando el caso del familiar es más grave que el del paciente, éste no se alarma tanto. Además, su grado de conocimiento de la enfermedad es mayor por lo que puede sentir que la situación está más bajo su control. Lo cierto es que las personas que tienen psoriasis sienten una gran preocupación por la posibilidad de transmitir la enfermedad a sus hijos con la carga genética. Y si eso finalmente ocurre, no pueden evitar un sentimiento de culpabilidad.

Después de estos consejos de Sandra Ros, psicóloga clínica del servicio de dermatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, y miembro del Grupo Español de Dermatología y Psiquiatría, solo desear un buen fin de semana a tod@s!!!!





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